Para conocer bien Gran Canaria hay que llegar a su corazón.

La isla es mundialmente famosa por sus playas pero su interior esconde pequeños pueblos con encanto, impresionantes monumentos naturales, singulares iglesias y exquisitos productos típicos que esperan ser descubiertos por sus visitantes.

Si viajas a la isla merece la pena dedicar un día a recorrer sus arterias, serpenteantes carreteras, que aguardan contrastados paisajes y parar en sus tranquilos pueblos y miradores para así conocer dos facetas muy representativas de la isla: su cultura y naturaleza.

Arucas

Comenzamos nuestra ruta en Arucas, visitando una de las iglesias con más encanto de la isla y de gran tamaño: la de San Juan Bautista. Es tan grande que para muchos es conocida como «la catedral». Aprovechamos también para dar un paseo por su casco histórico y preguntando a uno de sus amables vecinos (quien aparte de darnos indicaciones nos explica la historia del pueblo) nos dirigimos a la Montaña de Arucas. ¡Con gente así no se necesitan ni mapas ni GPS!

Iglesia de San Juan Bautista

Al llegar a lo alto de la montaña, descubrimos un fantástico mirador desde donde apreciamos una mejor perspectiva del pueblo y la gran iglesia en miniatura. También distinguimos extensos cultivos de plataneras y la fábrica del famoso Ron Arehucas.

Vistas desde la Montaña de Arucas

Firgas y Teror

El siguiente pueblo que visitamos es Firgas, una villa cuyo nombre va unido al del agua y prueba de ello es la original cascada artificial de 30 metros que recorre el Paseo de Gran Canaria. En uno de sus lados se encuentran en forma de azulejos todos los escudos de los municipios de la isla y un banco con los símbolos más representativos de cada uno ¿Cuál es tu favorito?

Su casco histórico es reducido y se puede ver con tranquilidad. En la plaza de San Roque fíjate en las manos de las lavanderas en la Antigua Acequia Real, un homenaje a las mujeres que ejercieron esta labor en el pueblo. Y si tienes la oportunidad no te pierdas el Molino de Agua, el más antiguo de Canarias que se usa para moler el gofio. Antes de irnos compramos una botella grande de agua típica de la zona para no deshidratarnos.

Cascada artificial de Firgas

Y de una villa de agua nos trasladamos a otro lugar de aguas, ya que Teror también posee fuentes y manantiales. Aunque esta villa es conocida sobre todo por la Virgen del Pino, la más querida por los grancanarios. Todos los años, el 8 de septiembre se celebra su día y la noche anterior gente desde todas partes de Gran Canaria y también de otras islas peregrinan a Teror.

Virgen del Pino

En este encantador pueblo aprovechamos para además de visitar la Basílica del Pino, dar una vuelta por su casco histórico (uno de los más bellos de Canarias) lleno de casas típicas con balcones y probar sus dulces artesanales y su famoso chorizo.

Casco histórico de Teror

Tejeda

Subiendo por la cumbre, paramos en un restaurante de Valleseco para coger fuerzas. Un pueblo cuyo nombre no le hace justicia ya que de seco tiene bien poco. ¡Qué paradoja! Uno de los camareros nos contó que en realidad el topónimo proviene de que está enclavado en medio de dos barrancos profundos y húmedos (el Barranco de Madrelagua y el de la Virgen) y de un valle central más seco. De ahí viene su nombre.

Y después de la pausa, continuamos ascendiendo por una carretera de grandes contrastes de paisajes y de vegetación hasta llegar a la Cruz de Tejeda donde se ubica el Parador Nacional. Desde allí, comenzamos a descender y descubrimos otro paisaje y el Roque de Bentayga, un lugar sagrado para los aborígenes en el que realizaban ofrendas y rendían culto a sus dioses.

Casa típica en Tejeda

Al ir acercándonos a Tejeda observamos desde el coche muchos almendros y al llegar allí me sorprendo al encontrarme un pueblo tan atractivo lleno de casas blancas. Sin seguir una ruta predeterminada nos perdemos por sus calles y descubrimos que cada rincón es fotogénico. Curiosamente en una de ellas encontramos una calle con el nombre de Roque Nublo en dirección al mismo, nuestro último punto importante de la ruta.

Tejeda y Roque Nublo

Roque Nublo

Volviendo por la misma carretera pero viéndolo todo desde otra perspectiva llegamos otra vez a la Cruz de Tejeda y en esta ocasión cogemos la GC-150 para llegar al mirador Degollada de Becerra para admirar más de cerca el Roque Nublo.

Mirador Degollada de Becerra

Un poco más adelante se encuentra el mirador Pico de las Nieves desde donde, en días claros, se obtiene una de las vistas más espectaculares de Canarias que une dos de sus símbolos geológicos más importantes: el pico Teide de Tenerife y el Roque Nublo de Gran Canaria.

Al final del día hemos descubierto el corazón de la isla, gente amable y hospitalaria nos ha ayudado por el camino y hemos degustado alguno de sus productos más típicos.

*Este artículo fue publicado en 2017 en la web oficial de Turismo de Canarias holaislascanarias.com

¡Buen viaje!

¡Viaja con nosotros también en las redes sociales!

Facebook

Instagram

Twitter