Doce, once, diez, nueve … Así comenzaba la cuenta atrás del despegue del cohete del Apolo 11, la misión capitaneada por el astronauta Neil Armstrong que llevaría al ser humano a pisar por primera vez la luna en 1969. 50 años después, solo doce privilegiados han tenido el honor de caminar por nuestro único satélite natural y ya existen compañías que ofertan viajes al espacio a precios estratosféricos. Si aún no eres ultramillonario, te gusta el senderismo y quieres conocer un lugar que no parece de este planeta, te invito a que descubras el Paisaje Lunar de Tenerife. ¡Alucinarás!
El Paisaje Lunar de Tenerife
El Paisaje Lunar es una de las formaciones geológicas más singulares de Canarias, un auténtico regalo de la naturaleza. Hace cientos miles de años en la zona que se encuentra se fraguó una alianza entre volcanes y agentes erosivos como el viento y la lluvia, que ha dado como resultado este tipo de esculturas naturales, conocidas en geomorfología como chimeneas de hadas. Sus cónicas figuras son de fantasía y nos hacen viajar con la imaginación hacia otros lugares de la galaxia, de ahí viene su nombre.
Se localiza al sur de la isla, en una ladera rodeada de pinos y dentro de los límites del Parque Natural de la Corona Forestal. Un hecho curioso del que escriben los montañeros Francisco Castro y Vicente Jordán Hernández en sus respectivos libros (Senderos, volcanes y montañas y Tenerife a pie) fue que su ubicación estuvo oculta durante mucho tiempo. Ambos tenían referencias de la existencia de este enigmático lugar a través de una vieja fotografía -Francisco Castro cuenta que aparecía como relleno en un «folleto editado en 1961 sobre la manera idónea de hacer la ascensión al Teide»- pero, igual que otras personas relacionadas con la montaña, desconocían la situación exacta. Tras varias exploraciones, el prestigioso geólogo Telesforo Bravo y el fotógrafo Imeldo Bello Baeza fueron los encargados de redescubrir el Paisaje Lunar en la primavera de 1966, tan solo tres años antes que la misión del Apolo 11 llegara a la Luna.
La organización de la misión
Una de las ventajas de conocer este extraterrestre paisaje en la Tierra es que no necesitas el exhaustivo entrenamiento de los astronautas ni tampoco ponerte sus incómodos y pesados trajes espaciales. Es aconsejable, eso sí, que uses calzado y ropa cómoda para caminar (preferiblemente de montaña) y que en tu mochila no falten varios litros de agua, protección solar, algo de comida y una bolsa para meter todos los desperdicios que generes.
Al planificar una misión al Paisaje Lunar, una de las primeras cosas que deberás hacer será elegir la ruta. Las más conocidas comienzan: desde el casco histórico de Granadilla de Abona (sendero PR-TF 83, recorrido lineal de 10,5 km de longitud y de trazado ascendente), en el Parador de las Cañadas del Teide (primero sendero GR 131.1, después tramo del sendero GR 131 Degollada de Guajara-Vilaflor y sendero PR-TF 72, recorrido lineal de 14,8 km) o desde Vilaflor (sendero PR-TF 72, recorrido circular de 12,9 km de longitud).
El camino hacia la Luna desde Vilaflor
De las tres, la más popular y sencilla es la del sendero PR-TF 72 , ya que el recorrido comienza y termina en el mismo punto: el pequeño pueblo con encanto de Vilaflor de Chasna. En su casco histórico, destacan la Casa de la familia Soler, la iglesia de San Pedro Apóstol y el Santuario del Santo Hermano Pedro. Muy cerca de estos, tomando la calle El Canario y girando luego a la derecha hallarás el inicio de la ruta.
Al poco de comenzar, descubrirás Casa Galindo, una de las pocas edificaciones que se encuentran en el camino y más adelante, tras cruzar la pista de Madre del Agua pasarás al lado de las ruinas de la Casa Marrubial, lugar donde vivieron cabreros hasta comienzos del siglo XX.
Gran parte del sendero tiene un importante carácter histórico dado que transita por el Camino Real de Chasna, antigua vía que desde tiempos prehispánicos une el norte con el sur de la isla. Por él pasaron: pastores que guiaban a sus cabras en la búsqueda de pastos, arrieros que transportaban mercancías en sus burros o bueyes, naturalistas europeos que estudiaron las particularidades del pino canario, pinocheros que recogían la pinocha (hojas del pino) que luego usaban como abono para sus cultivos, o canteros que con los materiales del entorno construyeron conducciones de agua que se pueden ver en el camino.
Sin hacer mucho ruido podrás escuchar el canto de aves como el pico picapinos o el pinzón azul y el sonido de la brisa al acariciar las ramas de los pinos canarios (pinus canariensis), árbol que predomina en el sendero y cuya característica más valiosa es su resistencia al fuego.
Y al llegar a este trocito de Luna en la Tierra solo te pido que evites tocarlo o pisarlo ya que es uno de los parajes más delicados de Tenerife y así contribuirás a mantener intacta la belleza de este lugar tan especial.
… seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno, ¡cero! ¿Preparados para el alunizaje?
*Este artículo fue publicado en 2019 en la web oficial de Turismo de Canarias holaislascanarias.com
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