¡Grecia es infinita! La cuna de la civilización occidental cuenta con más de 2000 islas, 18 bienes declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, una gastronomía deliciosa, y muchos destinos emblemáticos como: la monumental Atenas, los vertiginosos Monasterios de Meteora, la mitológica Micenas o la anhelada isla de Santorini.

Muchas lugares que visitar en el país con más kilómetros de costa de la Unión Europea. Por todo ello, a la hora de planificar un viaje a Grecia debes seleccionar bien tu itinerario. En este artículo comparto el nuestro con la ruta que hicimos por libre en el país heleno a finales de septiembre de 2018.

 

Día 1: Llegada a Atenas y paseo por el barrio de Plaka.

En nuestro primer día aterrizamos por la tarde en el moderno Aeropuerto Internacional de Eleftherios Venizelos y nos trasladamos en el autobús exprés X95 (salen cada 15 minutos y cuesta 6€) al centro de la ciudad (Plaza Síntagma). Llegamos a nuestro hotel Marble House Athens, un alojamiento bien situado (a solo 10 minutos a pie de la Acrópolis), económico y con un personal muy agradable.

Tras instalarnos, empezamos a descubrir la ciudad dando un paseo sin rumbo por el barrio de Plaka, cenamos en un lugar que nos recomendaron unos amigos y observamos por primera vez la bella silueta iluminada de la Acrópolis, la roca sagrada.

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Iglesia de estilo bizantino Agios Eleftherios, en la plaza Mitropolis.

Día 2: Acrópolis, Museo de la Acrópolis y visita guiada por el centro de la ciudad

Mañana:

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Partenón de Atenas

Hicimos nuestro el dicho de a quien madruga Zeus le ayuda y recorrimos la Acrópolis a primera hora de la mañana para evitar las colas, el calor y la afluencia de visitantes. Durante más de dos horas disfrutamos maravillados de algunos de los monumentos más antiguos de Europa y del mundo: el teatro de Dionisio, los Propileos, el templo de Atenea Niké, el Erecteión con el archiconocido Pórtico de las Cariátides, el Partenón sostenido por sus perfectas columnas …

Acto seguido, entramos el magnífico Museo de la Acrópolis, inaugurado en 2009. En él pudimos observar las piezas originales del friso del Partenón, las Cariátides, los primeros tesoros del templo o las ruinas de un barrio ateniense situadas debajo del edificio. El museo aparte de su labor de divulgación y conservación, tiene además un carácter reivindicativo, ya que guarda los espacios vacíos en su exposición para las piezas que se encuentran el British Museum y que el pueblo griego espera recuperar.

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Museo de la Acrópolis

Para almorzar comimos la mejor moussaka del viaje en el restaurante Arcadia que se encuentra justo enfrente del Museo de la Acrópolis.

Tarde:

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Cambio de guardia en Grecia

Realizamos un free tour muy amena de tres horas por el centro de la ciudad en la que conocimos los monumentos y la historia del Arco de Adriano, el Templo de Zeus, el Záppeion, Estadio Panathinaikó, la residencia del primer ministro (desde donde presenciamos el cambio de guardia), el Jardín Nacional de Atenas, la plaza de Sintagma, la Catedral de de la Anunciación de Santa María,  la Iglesia de Agios Eleftherios de Atenas, la Torre de los Vientos, el Agóra Antigua y la plaza de Monastiraki. 

Noche:

Y para rematar el día celebramos una fecha especial con una cena en la terraza del Hotel Electra Metropolis que cuenta con unas vistas espectaculares a la Acrópolis.

Día 3: Monasterios de Meteora

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Monasterio de Rousanou en Meteora

En nuestro tercer día hicimos una excursión con la empresa Grecotur para ver los impresionantes monasterios construidos en las montañas de Meteora, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Viajamos en tren desde la estación de Atenas hasta Kalabaka en un trayecto que duró 5 horas (actualmente se realiza en 4 horas) y en el que disfrutamos de los paisajes del interior de Grecia.

Una vez allí visitamos dos de los seis monasterios que siguen en funcionamiento (en el pasado llegaron a ser más de una veintena), los contemplamos desde diferentes puntos de vista en varios miradores y nos quedamos cautivados por el espectacular paisaje que forman las esculturales montañas.

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Monasterio Varlaam

Día 4: Santorini

Mañana:

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Pyrgos

Con otro madrugón volamos con la aerolínea griega Sky Express a la volcánica isla de Santorini. Después de dejar las maletas en el acogedor hotel Galatias Villas, ubicado en Fira, alquilamos un coche (muy barato y muy usado), nos dirigimos al bonito pueblo de Pyrgos y probamos las favas de Santorini (una especie de hummus) en uno de los restaurantes con vistas a la playa de Perissa.

Tarde:

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Playa de Vlychada

Caminamos por la playa de arena negra y los bellos acantilados de Vlychada, condujimos hasta la famosa playa Roja, donde nos dimos un baño, vimos caer el sol en pleno vendaval desde el faro de Akrotiri y volvimos a Fira para dejar el coche.

Noche: 

Paseamos por las pequeñas callejuelas de Fira, la capital de la isla, y vimos todas las edificaciones construidas en la acantilada costa iluminadas: una espectacular vista.

Día 5: Santorini

Mañana:

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Yacimiento arqueológico de Akrotiri

Desayunamos admirando las impresionantes vistas a la Caldera y cogimos un autobús para visitar el yacimiento arqueológico de Akrotiri, que quedó enterrado bajo las lavas del volcán de Santorini (1615 A.C.). Un lugar muy poco promocionado pero, sin duda, el más sorprendente de la isla. Pertenece a una civilización de la Edad de Bronce, experta en comercio y navegación y con conocimientos y habilidades para construir edificios de tres plantas (con baño incluido), pintar bellos frescos, crear muebles y pequeñas estatuas de bronce.

Es conocida como la Pompeya griega pero, a diferencia de la  auténtica, los habitantes de Akrotiri de aquel entonces tuvieron tiempo de huir ya que no se han encontrado restos de humanos sepultados. Parte de la culpa de que quedáramos fascinados de ella es de la veterana guía que nos enseñó su historia. Sin la visita guiada no hubiéramos entendido su importancia.

Tarde:

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Imerovigli

Comimos en Fira y desde allí pensábamos ir caminando hasta Oia para ver una de las más famosas puestas de sol «Made in Greece», aunque solo llegamos hasta el bonito pueblo de Imerovigli. En el trayecto encontramos muchas casas blancas reconvertidas en lujosos apartamentos y pequeñas iglesias ortodoxas con sus características cúpulas azules; ¡hay más de 300 en toda la isla! Al notar que nos quedaba más la mitad del trayecto y que corríamos el riesgo de quedarnos a oscuras en mitad del sendero cogimos un autobús (cuyo sistema funciona sorprendentemente bien) enfrente de la Taberna Tasos.

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Atardecer en Oia

En Oia contemplamos los últimos momentos de luz del día desde las ruinas del castillo, paseamos por sus abarrotadas calles y descubrimos una librería muy original, Atlantis Books, cuya decoración y atmósfera es toda una invitación a la lectura.

Noche:

Cenamos con vistas a la Caldera en el restaurante griego Da Costa.

 

*** Este artículo continúa en el siguiente post ***