Los lunes me despertaría tarde, me pondría las cholas y me pasaría todo el día en las playas de Fuerteventura. Cada lunes una distinta. Desde Corralejo a la península de Jandía.
Los martes haría running en Lanzarote o entrenaría con la bici en La Graciosa. Una semana una actividad y la siguiente otra. Y si lo combinara con natación quizás algún día participaría en el famoso triatlón de la isla de César Manrique.
Los miércoles me pondría las botas en La Palma, la Isla Bonita, haría senderismo en la Caldera de Taburiente, y por las noches contemplaría las estrellas desde el Observatorio del Roque de los Muchachos.
Los jueves, con algo de agujetas, los pasaría leyendo tranquilo en el Parque Nacional de Garajonay, comería almogrote y miel de palma, y aprendería a silbar en La Gomera.
Los viernes me levantaría varias horas antes de que salga el sol en Tenerife, subiría caminando el Teide, vería el amanecer y su sombra desde el pico y por la tarde-noche iría a un guachinche (en el que preparen una buena carne en fiesta ) y brindaría con un vaso de vino peleón con la familia y los amigos.
Los sábados alquilaría un coche y los dedicaría a conocer todos los yacimientos arqueológicos y museos de Gran Canaria.
Y los domingos sería feliz aprendiendo a bucear y comiendo lapas en El Hierro.
Y si algún día me cansara de esta «tortuosa» rutina, daría la vuelta al mundo con mi avión y …
la fuerza de las cascadas de Islandia sentiría,
en las Islas Feroe la magia de las auroras boreales viviría,
en un velero la isla de San Borondón buscaría,
en el maratón de Nueva York participaría,
entre los bosques de Cánada y Alaska me perdería,
en México con sus gentes platicaría,
por las calles de la Habana deambularía,
en las Galápagos snorkel haría,
en la isla de Pascua los enigmáticos Moái contemplaría,
en un crucero por la Antártida me embarcaría,
los impresionantes paisajes de Nueva Zelanda fotografiaría,
en las aguas color turquesa de Filipinas me bañaría,
por el río Mekong navegaría,
los templos de Angkor al amanecer contemplaría,
al Nido del Tigre en Bhutan ascendería,
a los habitantes de Sentinel del Norte desde mi avión saludaría,
en un zoco de Irán regatearía,
en el Mar Muerto flotaría,
entre los baobab de Madagascar pasearía,
animales en libertad en un safari de Botwasuana avistaría,
historias de Occidente y Oriente en Estambul escucharía,
muchos atardeceres griegos disfrutaría,
por las solitarias calles de Venecia por la noche andaría,
en Barajas dejaría aparcado mi avión para disfrutar de una obra de teatro en la Gran Vía,
en el desierto del Sáhara dormiría …
Para así algún día … volver a Canarias y admirar desde el cielo 8 pequeñas islas que son una maravilla.
¿Y tú? ¿qué harías si te tocara la lotería?