El inicio de nuestro viaje por Tailandia fue en Bangkok, una ciudad cosmopolita con acento tailandés y de grandísimos contrastes.
Al llegar a la capital de Tailandia son muchas cosas las que sorprenden: el caótico tráfico, los tuk-tuk, los olores de las calles tan diferentes a los de Occidente, las distintas alturas entre los edificios que evidencian la riqueza y la pobreza, los anuncios escritos en el indescifrable idioma tailandés, los miles de cables que van de un poste a otro por las calles, la fuerte y sofocante humedad, la suciedad … y con todo ello es una ciudad con rincones increíbles que la hacen especial.
DÍA 1
Palacio Real y el Buda Esmeralda
El primer lugar que visitamos en la ciudad fue el Palacio Real, principal icono y la mayor atracción turística de la ciudad.
El gran complejo de edificios que forman el Palacio Real se comenzó a construir en 1783, un año después de la proclamación de Bangkok como nueva capital del país. Y en él descubrimos la extraordinaria arquitectura tailandesa y la devoción de los tailandeses a su rey y al Buda Esmeralda.


Además de viajeros de todas partes del mundo, los tailandeses también lo visitan en masa porque en su interior se encuentra la pequeña figura del Buda Esmeralda, el Buda más venerado de Tailandia. Esta estatua fue encontrada en 1434 en Chiang Rai y sólo puede ser tocada por el Rey, quien le cambia su vestimenta tres veces al año, al término de cada estación (húmeda, fría y cálida).



Algo insólito e histórico fue ser testigos de las honras fúnebres al Rey Bhumibol Adulyadej, fallecido el 13 de octubre de 2016 y al que se guardó un año de luto. Antes de entrar era realmente sorprendente ver a miles de tailandeses vestidos de negro que venían a despedirse ante el ataúd del que fue su Jefe de Estado durante 70 años.
Buda reclinado (Wat Pho)
Muy cerca del Palacio Real se encuentra el templo Wat Pho que atesora el gran Buda reclinado, una espectacular imagen que mide 46 metros de largo y 15 metros de alto.

La figura del Buda reclinado, que vimos en más templos durante nuestro viaje, representa la entrada de Buda en el Nirvana y el fin de todas sus reencarnaciones.


Aparte de la gran figura dorada, merece la pena recorrer el resto del complejo religioso, uno de los más antiguos y grandes de la ciudad.



Buda de Oro (Wat Traimit)
El último templo que vimos en nuestra primera mañana fue el Wat Traimit que se encuentra en el barrio chino.

En este templo, tras subir sofocados los escalones que hay hasta lo alto, descubrimos el Buda de oro macizo más grande del mundo.

La leyenda dice que pertenecía a Ayutthaya, antigua capital de Tailandia que fue saqueada y destruida por los birmanos. Para no ser descubierta fue tapada con una capa de yeso y trasportada a Bangkok. Y bajo la capa de yeso estuvo en un templo cerca del río hasta que éste en malas condiciones fue derrumbado. Como la imagen no cabía en ningún otro templo, se dejó en el exterior bajo un tejado de chapa. Hasta que en 1955 se construyó un nuevo templo en la ciudad y se decidió que allí estaría la imagen. Durante el traslado la estatua se cayó y agrietó y se dejó ver el Buda de Oro debajo del yeso.

Parque Lumphini
Después de almorzar en Silom Village, aprovechamos para pasear y ver uno de los pulmones de la ciudad.





Skytrain
Rápido, barato y moderno. Montarnos en el «tren que va por el cielo» fue toda una experiencia. Sin duda, para Bangkok, una ciudad con más de 8 millones de habitantes, es un gran recurso alternativo al congestionado tráfico que hay en sus calles.


Atardecer en la terraza de Sirocco
El Skytrain nos llevó desde la estación de Sala Daeng hasta la de Surasak. Y allí callejeamos y nos perdimos hasta llegar al Bar Sirocco ubicado dentro del hotel Lebua.




DÍA 2
Templo del Amanecer (Wat Arun)
El segundo día lo dedicamos por la mañana a visitar Ayutthaya, ciudad Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. A la ida fuimos por carretera y a la vuelta en barco a través del río Chao Phraya. Desde allí divisamos el espectacular Templo del Amanecer (Wat Arun), que junto al Palacio Real que se encuentra justo enfrente, al otro lado del río, es uno de los símbolos de Bangkok.

Mercado nocturno de Patpong
Y por último, antes de dejar la capital del país nos acercamos al mercado nocturno de Patpong donde practicamos nuestras habilidades de regateo.

«En algún sitio algo increíble espera ser descubierto»
Carl Sagan, astrónomo, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico estadounidense.
Hasta aquí la primera entrada de nuestro viaje a Tailandia. Esperamos que les haya gustado. ¡Atentos al blog y a nuestro Facebook porque próximamente viajaremos a las ruinas de Ayuthaya, un lugar que no te dejará indiferente!
แล้วเจอกัน
(Laéw-jer-gan/ ¡Nos vemos pronto!)
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