¿Qué tendrán los faros que inspiran y llenan de energía a todos aquellos que salen en su búsqueda? En las Islas Canarias, el paraíso del buen tiempo, son 27 las grandes torres que iluminan la frontera entre el mar y la tierra. Fuerteventura, la isla más alargada y con mejores playas del archipiélago, es, tras Tenerife, la segunda más farera de las ocho.
En este artículo te muestro los cinco faros de la isla majorera y el de la pequeña isla de Lobos:
Faro de Punta Jandía Faro de Morro Jable Faro de la Entallada Faro de Puerta del Rosario Faro de Punta Tostón Faro de Martiño
Faro de Punta Jandía

Si comenzamos por el sur, el más meridional de todos los faros es el de Punta Jandía. Se trata del primero que se construyó en la isla y el segundo más antiguo de Canarias. Su luz se encendió por primera vez el 1 de diciembre de 1864, solo 77 días después de inaugurarse el faro de Anaga en Tenerife.
Su ubicación es privilegiada, se encuentra dentro del Parque Natural de Jandía (no muy lejos de la playa de Cofete) y en días claros se puede divisar la isla de Gran Canaria. Se llega a él a través de una carretera que combina tramos de tierra con los de asfalto (o piche, como lo llamamos en las islas).

Faro de Morro Jable

Bordeando la costa en dirección norte, a 25 kilómetros del faro más antiguo de la isla nos encontramos con el más moderno de Fuerteventura. Comenzó a funcionar en febrero de 1996 y posee la particularidad de ser también el más alto de los cinco. La luz que proyecta a 58,60 metros de altura tiene un alcance de 20 millas (37 kilómetros).
Moderno, elegante y en primera línea de la playa del Matorral, es un pecado viajero conocerlo y no darse un baño en sus espectaculares aguas cristalinas. Si te alojas en la zona (una de las más turísticas de la isla), te recomiendo que bajo el cielo estrellado, no pierdas la ocasión de contemplar los destellos que emite al Atlántico cada 10 segundos.

Faro de la Entallada

Fuera de las rutas habituales, en lo alto de unos acantilados se halla el faro de la Entallada, mi favorito de la isla. Su diseño, de paredes blancas y piedras rojizas incrustadas, es de los más originales que he visto en Canarias.
Una anécdota que cuenta Francisco J.Ojeda en su libro Faro de las Islas Canarias es que el faro fue una escuela en la que uno de sus torreros, Adolfo Ruiz Oses, enseñaba a leer y a escribir a los niños de los caseríos cercanos. Su hermano Eugenio, que también fue farero y al mismo tiempo practicante, se encargó de quitar quistes y muelas a muchos de los vecinos.
Para conocerlo te sugiero no seguir las indicaciones de Google Maps (que nos guio por una pista de tierra que parecía sacada de las películas del oeste). La mejor opción es ir hasta el barrio de Las Playitas (en el pueblo de Gran Tarajal) y desde allí tomar la Carretera Faro de la Entallada. El último tramo es vertiginoso y más estrecho, por lo que te aconsejo conducir con precaución.

Faro de Puerto del Rosario

Cercano a un polígono industrial, el faro de Puerto del Rosario es, en mi opinión, el menos agraciado de todos. Con algo de imaginación, el paisaje puede resultar un tanto quijotesco: la torre cilíndrica de 43 metros parece diminuta al lado del gigante molino de viento y las chimeneas de la central eléctrica. Unamuno cuando llegó a la capital (por aquel entonces llamada Puerto de Cabras) para cumplir su destierro no pudo contemplar su luz dado que aún no se había erigido el faro (se inauguró en 1994).
Antes o después de visitarlo, te recomiendo que des un paseo por Puerto del Rosario. ¡Te sorprenderá!
Faro de Punta Tostón

El faro más septentrional de Fuerteventura es el de la punta del Tostón y es el único de los 6 faros que cuenta con un diseño de torre blanca y franjas rojas. Junto con el de Punta Pechiguera (Lanzarote) y de Martiño (Islote de Lobos) forma un triángulo de luz en el estrecho de la Bocayna.
El faro primitivo entró en servicio en 1897 y al tener solo 11 metros de altura muchos barcos solo divisaban su luz cuando estaban muy cerca. Para solventar este problema se levantó el actual que data de 1986. Es curioso que, a pesar de que ahora el pueblo más cercano se encuentra a solo 8 minutos en coche, en su momento estaba aislado de la civilización. Al no existir buenas comunicaciones terrestres, un barco se encargaba de llevar los víveres y enseres necesarios a los fareros y sus familias, y el combustible para la linterna del faro.
En la actualidad la tecnología ha conseguido que los faros sean automáticos y ha acabado con el oficio de los fareros. Por lo que muchas de las antigua casas de los torreros tienen otro uso (hoteles, restaurantes, …). La del faro del Tostón ha sido reconvertida en un museo de pesca tradicional.

Faro de Martiño (Islote de Lobos)

Por último, si navegamos desde Corralejo a la isla de Lobos, podemos visitar el literario faro de Martiño. No conozco otro edificio en Canarias que de una forma u otra esté tan relacionada con el arte de escribir. En el faro nació en 1903 y pasó sus primeros años de vida la poetisa Josefina Plá, quien fue postulada dos veces para el Premio Cervantes (varios monumentos recuerdan este hecho). José Rial, periodista y escritor, fue farero y su primera novela la publicó bajo el título de Isla de Lobos. José Antonio Rial, su hijo, siguió sus pasos, trabajó también como periodista y escritor y llegó a ganar la Medalla de Oro de Canarias. Y la madre de Alberto Vázquez Figueroa, uno de los grandes escritores del archipiélago, nació en el faro. Su hijo comienza la trama de la trilogía Oceáno en el faro.

En la construcción del faro intervinieron trabajadores portugueses y los restos de las casas donde vivieron durante cinco años aún se pueden ver. El diseño lo realizó ingeniero Juan León y Castillo, autor también del faro de Punta Jandía, el de Maspalomas en Gran Canaria y el Puerto de la Luz de Las Palmas. Entró en servicio en 1865 y por la noche se pueden contemplar sus destellos desde Corralejo.

En este artículo te cuento más sobre el Islote de Lobos (cómo llegar, qué visitar, cómo obtener el permiso imprescindible…).
“Los faros son obra humana, pero pertenecen a un orden especial de la naturaleza, como los barcos. Por muy prodigiosas o grandiosas que sean otras construcciones, no hay arquitectura comparable. Los faros son seres vivos. Más que formar parte del paisaje, lo crean”. Manuel Rivas
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